CREENCIAS LIMITANTES:
¿Qué es una creencia limitante? Es una creencia que damos por verdadera, pero que en vez de ayudarnos a avanzar, nos limita y nos quita el poder de algún modo.
¿De qué tipo son? ¿De dónde salen estas creencias? Algunas son conscientes y otras inconscientes y todas ellas nos hacen vivir y actuar en modo “piloto automático”.
Según la neurociencia, nuestro cerebro reacciona a cada situación según cómo estés acostumbrada a hacerlo en estos casos. O sea, si ante una situación determinada normalmente reaccionas gritando, siempre que ocurra algo similar gritarás sin darte cuenta, porque el cerebro “cree” que eso es lo que tiene que hacer. Con el tiempo, se irá acostumbrando y, a fuerza de repetirlo, saltará como un resorte y actuará inconscientemente, repitiendo el patrón.
Tenemos creencias ancestrales, heredadas de nuestro linaje y antepasados, pero la mayoría de creencias limitantes las vamos absorbiendo desde pequeñas, en el día a día, de lo que dicen nuestros padres, nuestros abuelos, familiares, vecinos, etc. Y estas creencias están presentes en cualquier ámbito: relaciones, trabajo, dinero, diversión y un largo etcétera.
Hagamos un ejercicio de reflexión para ver estas creencias. Os pongo algunos ejemplos y vosotras podéis hacer vuestra lista.
Relaciones:
- “Todos los hombres son malos”. Es como si fueras con un letrero luminoso que dijera: “hombres malos venid a mí, por favor”. Y sólo ves y atraes hombres inadecuados a tu vida.
- ¿Te suena eso de que “todas mis relaciones son iguales”? Porque a los buenos no los ves, ya que inconscientemente no los tienes como una opción para tu cerebro. Vibras en negativo, sin darte cuenta de ello.
- “Los hombres buenos, o están casados, o son gays”: Así que nunca ves hombres buenos solteros, porque para ti no existen, y no haces más que encontrarte con hombres casados que quieren algo esporádico.
- “Si no eres feliz con tu pareja, tienes que pensar en tus hijos, en tu pareja, tus padres -o con quien sea-, y aguantar estoicamente”. Y te resignas y aceptas a una existencia anodina. “Ajo y agua”…
Dinero:
- “El dinero es sucio”. No sé a vosotras, pero a mí, mi madre, que era muy limpia, me obligaba a lavarme las manos cada vez que yo tocaba dinero, porque “vete a saber quién ha tocado ese dinero”, porque estaba “sucio”. Pensando así, inconscientemente creas rechazo al dinero ya que: “¿Quién va a querer algo sucio?”
- “El dinero no crece en los árboles”. Lo habrás oído alguna vez, ¿no? De esa manera, reforzamos la creencia de que tener dinero es muy difícil y que hay que sufrir, trabajar mucho y muy duro para tenerlo.
- “La gente con dinero es mala, corrupta, explotadora y un largo etc.” ¿Cómo vas entonces a querer ser tú como estas personas? Mejor no tener dinero y ser honrada, ¿no? Tu inconsciente no es capaz de ver a personas buenas con dinero, que las hay ¡y no pocas! Y tampoco ve que esas personas ayudan a otras personas con menos recursos, o que crean puestos de trabajo y que ayudan de muchos otros modos (mediante donaciones, favores, becas, a través de fundaciones, etc.).
Trabajo:
- “Nadie te regala nada. Si no trabajas muy duro y no te esfuerzas muchísimo, no tendrás nada en la vida”. Estuve años trabajando más de lo que me pedía la empresa, para demostrar que merecía el sueldo que me pagaban.
- “Nosotros hemos nacido trabajadores, nunca seremos jefes o empresarios”. Me llevó años quitarme esta creencia y ser jefe de oficina sin boicotearme, porque eso es lo que hacemos con esas creencias: las anteponemos incluso a nuestro propio razonamiento.
- “Sólo los que tienen títulos universitarios, pueden tener un buen trabajo y ganar más dinero que tú”. Es una creencia muy extendida, que tiene su base, ya que una buena educación es fundamental. Pero no es la única salida. Y menos hoy en día, viendo cómo evoluciona el mercado laboral. Que se lo digan si no a los numerosos emprendedores que, con actitud, esfuerzo y determinación, han conseguido crear su pequeña o gran empresa, con más o menos empleados, y trabajar sin depender de un jefe. ¿Que no todo el mundo lo consigue? Es verdad, como con todo en esta vida. Pero la oportunidad está allí.
Dar y recibir:
Aquí sí que hay un mundo, entre lo que nos merecemos recibir y lo que estamos obligados a dar.
- “Tienes que dar a los demás todo lo que tengas y más para ser buena persona. Y si no lo haces, eres una egoísta y está mal”.
- “Tienes que ayudar a todos para ser buena persona. Y si no lo haces, eres una egoísta y está mal”.
- “Tienes que cumplir con las expectativas de tu marido, de tus padres, de tus jefes y de cualquier hijo de vecino que te exija algo, para ser buena persona, buena esposa, buena hija, buena empleada, buena vecina…”
Cuando dais, sin daros a vosotras mismas antes, estáis dando migajas que no llenan a quienes las reciben, intentando ser buenas personas.
Cuando viajamos en avión, nos informan que, en caso de presurización del aparato, saldrán las máscaras de oxígeno y que debemos ponérnoslas primero, para luego poder ayudar a hacerlo a los demás. Es obvio que si no te la pones primero, no podrás ayudar a mucha gente, mientras que si lo haces, podrás ayudar a más gente después. Por eso es tan importante priorizarnos sin sentirnos culpables, porque “si yo estoy bien, podré dar mejor a los demás”.
No es egoísmo, es considerarnos la persona más importante para nosotras. Ya que no son sólo los demás, sino también nosotras, señoras!!!
Y otras muchas:
- “La felicidad no existe”.
- “Nunca serás nada en la vida”.
- “No eres buena con los números / idiomas / en la cocina / habilidades manuales…”
- Y sigue escribiendo aquí lo que te dicen o te dices habitualmente.
¿Y queréis que os diga una cosa? Eso no es más que el punto de vista de alguien que ¡ni siquiera sabemos si posee la verdad absoluta!
¿Quién te ha dicho que esa abuela que te decía que todos los hombres eran malos, tenía toda la razón del mundo? Ese era su punto de vista, desde su experiencia, que no tiene porqué pasarte a ti. Pero resulta que en su momento, cuando nos lo dijo, esa abuela era nuestra guía: éramos pequeñas, siempre escuchábamos eso en casa y en la familia, y nos lo creímos. ¿Y somos conscientes de esto? Noooo! Pero lo tenemos instaurado en nuestro cerebro, que siempre se lo ha creído, de modo que esa creencia siempre esté presente en tu vida.
¿Qué podemos hacer? Lo primero es ver dónde nos encallamos en la vida, identificar dónde tropezamos una y otra vez, para empezar a desmontar estas creencias cambiándolas por otras mucho más sanas para nosotras. Porque esta es otra: según la neurociencia, no podemos eliminar estas creencias negativas, sino que tenemos que sustituirlas por otras positivas mucho más fuertes, para actuar automáticamente. ¿Y cómo se hace? Insistiendo en la nueva forma de pensar una y otra vez, para que cada vez que veamos que regresamos al antiguo modo de pensar, reforcemos la nueva idea una y otra vez, para que cada día esa idea nueva sea más potente que la creencia anterior que nos limitaba. Veremos como, poco a poco, se irá imponiendo y aprenderemos a actuar automáticamente con esta nueva creencia, que nos beneficiará.
Próximamente voy a hacer un taller de autoconocimiento sobre las creencias limitantes, los juicios, y cómo nos hablamos, si crees que te puede interesar, no dudes en contactarme a través de la web o bien con mensaje privado en Instagram o Facebook.
Muchas gracias por ocupar parte de tu tiempo en leer este blog.
Caty Riudavets.
Me gustaría saber más barras ascces! Cómo ayudarme a ser yo sin depender de nadie
Hola María Fernanda, en este enlace hay INFORMACIÓN sobre las barras de Access https://catyriudavets.com/barras-de-access/ espero le guste. Gracias por comentar.